Lo mejor del fin de semana.

Ok! Pilas recargadas, un fin de semana muy relajador que bastante falta hacía… Allí celebramos mi cumpleaños, el cumple de mi esposo, que fue el jueves pasado y por adelantado nuestro aniversario que será pasado mañana… Y haciendo un recuento hago mi reflexión acerca de cuales fueron las mejores cosas que me pasaron.

Todo muy bien en Punta Cana, el clima, el ambiente, la tranquilidad, descansé bastante, procuré no trasnocharme ya que no me gustan ni los shows nocturnos de los hoteles ni las discotecas con esa música mala que ponen…

Hablando honestamente, lo más emocionante del día no era precisamente el trío que con sus cantos acompañaba nuestra cena… Lo más emocionante era la hora en que llamaba y escuchaba a Lisa y Alex decirme mamaaaaa o tirarme besitos! Mami me decía que siempre que sonaba el teléfono Lisa decía Mamiiiii y Alex cuando se acercaba un carro decía papaaaaaa!

Allá todo estaba muy bien pero ellos nos hacían mucha falta, nunca nos habíamos separado por tantos días.

Estoy totalmente de acuerdo con algo que mi dijo mi esposo mientras nos dirigíamos a nuestro hogar: “Al final lo más importante es la familia, pues en ningún momento la idea del viaje nos emocionó tanto como la de volver a juntarnos con nuestros niños”. En ese momento lloré todo lo que me había contenido desde que salíamos del hotel, loca por llegar a casa y daba gracias a Dios por tenerlos cerca otra vez y porque los habían cuidado bien.

Lo mejor del fin de semana fue llegar y encontrar que en el apartamento todo estaba bien como lo habíamos dejado. Llegar y atender a mis niños, cambiarles sus pañales, bañarlos, cambiarlos, prepararles su leche, mecerlos hasta que se durmieran mientras les cantaba, los besaba, los abrazaba…

A diferencia de las vacaciones de la luna de miel donde llegamos y nos encontramos muy pesado volver a la “realidad”, esta vez fue diferente, no encontramos un apartamento vacío, ahora estaban Lisa y Alex para llenarlo con sus risas, corriendo, jugando…

Allá, muy buena comida cargada de fósforo, mucha bebida, tragos de diferentes colores y sabores (hasta Mamajuana bebí!)… Pero al llegar a casa me tomé con tanto gusto esa “Champola Ya” de la que hacía días estaba antojada, acompañada de unas tostadas de pan de agua!

Lo mejor del fin de semana no fue la confortable habitación del hotel, sino llegar a mi propia habitación, a mi cómoda cama donde el amor siempre me acompaña y donde podríamos tener la visita de Lisa o Alex si acaso despiertan a media noche...