domingo, 30 de enero de 2022

Los Domingos por la Tarde

Los domingos por la tarde tienen un sabor a melancolía, con un toque de nostalgia aderezada con honda pena… y son color beige, y huelen a “flor de puta”, o “seria de día y puta de noche”,  o jazmín, según las horas pasan…

 

En la mañana, 95 Grados de Salsa, en unos pantalones mochao; unos bolos, diría don Cordero, con unos viejos zapatos de vestir, con medias deportivas subidas casi hasta las rodillas y una buena mano de dominó frente al colmado, al son de un par de frías. ¡Oh, pero cuánta salud!, ¡qué lindas muchachas!, ¡cuánta juventud y colágeno! Así pasan ellas con sus pantaloncitos bien cortos; más cortos que los bolos… muchísimo más cortos…

 

Se juntaron el desayuno y la comida… ahora le llaman brunch; Ruddy le llama “coyuno”. La doña dice “aquí hoy no se cocina”… hoy me sale chofán, o chosuí, o chomén o lomén donde los chinos… espero que la carne no sea de “lata”. Acabamos de comer y ya hay que pensar en la cena… “esto es autoservicio”, dice la doña, “yo no soy esclava”…

 

Se acabó la playa, se acabó el helado, se acabó el paseo.... se acabó el vestidito arroz con coco y medias de bolitas, zapatos de charol y panties de arandelitas. Se acabó lo que se daba…

 

“Ahí viene el mardito lunes”, decía mami cuando yo era niña y ella trabajaba. Yo escuchaba eso y me imaginaba cómo el lunes se aproximaba, como cuando venía “la nada” en La Historia Sin Fin… Ahora que lo pienso, los domingos son más bien color gris.

 

El domingo iría al zoológico, con un amigo de la familia, quien se ofreció sin pedírselo a llevarnos en su carrito rojo. Toda la semana me encargué de decirle a titiri mundati “yo voy pa’l zoológico”, inserte aquí el tono pretencioso de una niña de seis años que no sabía que esa tarde se quedaría vestida y alborotada…

 

Y pensar que me hicieron ricitos con agua de azúcar para que no se me desbarataran. Y yo me ilusionaba con cada carrito rojo que pasaba. Y se fue el domingo, y el amigo no llegaba… Me quité el vestidito arroz con coco; se acabó lo que se daba… después de todo, ese no es un buen atuendo para el zoológico... al menos los ricitos me durarán hasta mañana…